Habitantes y vecinos de la comuna de Ránquil, especial mente de Ñipas, pueblo ubicado en la rivera sur del rió Itata, en la comuna de Ránquil, se preparan para recibir a los miles de peregrinos que como cada año llegaran a venerar la imagen milagrosa de San Miguel, considerado por sus habitantes como el Patrono de la Comuna. Son millares los peregrinos que cada año veneran la diminuta estatuilla, por sus favores concebidos, por la salud, la vida y las cosechas.
La historia comunal señala que.: Cerca de Ñipas, en una quebrada junto al camino, en la rivera del estero Pirihuín, localidad de Pueblo Viejo, en los viñedos de quien el año 1916 fuera Doña Tránsito Alarcón de Mariangel, mientras se realizaban labores de cavas de viñas, fue encontrada, por uno de sus trabajadores, una pequeña figura de madera, bautizada como “San Miguel”, nombre que fue corroborado en aquellos años por quien ejerciera como obispo de Concepción.
Un día al enfermarse Doña Tránsito, se encomendó a la pequeña figura de Miguel, recibiendo mejoría, tomándola desde entonces como su “Santo Milagroso”.
Doña Tránsito mejoró, y desde entonces la imagen es venerada cada 29 de Septiembre en un humilde santuario, levantado en la parte alta de la ciudad, en casa de la familia heredera.
Hasta los años 1940, la imagen se veneraba en el sector hoy conocido como Pueblo Viejo, ubicado al poniente de la ciudad, (Que en aquellos años era el principal Villorrio de la comuna de Ránquil, hasta que por la construcción de la estación de ferrocarril, el poblado cambio su sitio al actual Pueblo de Ñipas). Allí, formó parte del patrimonio de la familia Muñoz Mariángel, quienes acordaron por tradición traspasar con los años, en herencia la imagen de San Miguel, para su veneración, con el pasar de los años la imagen fue trasladada hasta el alto del pueblo, lugar donde en la actualidad se encuentra su santuario, ubicado en casa particular, en el alto del pueblo al sur de la ciudad, al cual le ofrecen oraciones, promesas, dinero y todo aquello que la fe del pueblo coloca, transformándose en la segunda fiesta de religiosismo pagano que atrae feligreses, peregrinos , comerciantes y curiosos, en la octava región, después de San Sebastián.
Esta devoción hizo que la Parroquia del Pueblo en ese entonces, se llamara “Parroquia San Miguel de Ñipas” en honor a quién pasaría a ser el Patrono del Pueblo, pero esta misma Parroquia hoy lleva el nombre de El Dulce Nombre de María.